«Crónicas para descubrir injusticias»

 «Crónicas para descubrir injusticias»

La segunda entrega de las reseñas del libro , «La violencia nació conmigo. Crónicas de vidas en conflicto» de Alexis Oliva llega al árbol de la mano del médico, escritor y militante por los derechos humanos, Gustavo Adolfo Vaca Narvaja. Como lector, desglosa estas crónicas y nos muestra otra visión del texto de Alexis desde la óptica de quien también tiene en su haber dos libros que caminan por la acera de los derechos humanos como son Carroña G.A.C y La jauría del 76.

La violencia nació conmigo llega a las fibras más íntimas de Vaca Narvaja y sabe contar las sensaciones que cada crónica deja en su cuerpo con un realismo que impacta. Los dejamos con la reseña estimados lectores, de un libro que sin dudas supo sembrar profundamente emociones y sensaciones en quienes se encontraron navegando estas crónicas. Seguramente despierte esta crónica, así como la de María Pauiinelli, la curiosidad por leer completo el recientemente publicado libro que cuenta sobre estas vidas en conflicto.

«Crónicas para descubrir injusticias» – Por Gustavo Adolfo Vaca Narvaja

He terminado el libro La violencia nació conmigo y la sensación de dolor se multiplica con los veinte casos que Alexis Oliva, magistralmente, ha amalgamado y donde nuevamente su estilo narrativo y el instinto del periodista aparecen mezclándose con el comunicador que lanza un aullido al mundo descubriendo las realidades y miserias humanas que se vuelcan en estas agresiones, muertes y heridas sociales que, por suerte en estos últimas décadas, fueron apareciendo y han sido denunciadas.

Entrevistar a una anciana no es fácil. El caso Troxler, que es impactante por sí mismo, cobra una caricia en el relato de Leonor en sus apenas 94 años; lo mismo que en el caso Soulier, con Beba de 83 años. Y digo que es la sutileza del periodista poder llevar a la entrevistada añosa en ese manto doloroso de recuerdo, porque estas ancianas nos enseñan que en sus luchas de años de décadas –al igual que las Madres de Plaza de Mayo– dieron sus testimonios con voces de un filoso recuerdo sin sangre, que ellas asumen para revelar detalles que en esos momentos no se conocían. Es cuando el periodista pelea con el narrador y logra la síntesis que, repito, ya no hace falta elogiar, porque es el segundo libro del autor que leo y comento.

Alexis Oliva nos va llevando por esos laberintos de aquella pequeña encarcelada por sí misma en un ropero, con descarnadas descripciones de su evolución, y me refiero a los casos de Susana Miranda y el Peco Duarte. Luego, por arte de la magia científica del ADN y las Abuelas, la aparición después de varias décadas de aquella hija que desde España y ya adulta descubre su identidad, me refiero al caso Solsona-Síntora, la hija recuperada 129. Luego pasa casi en forma contemporánea a Sebastián Moro, exiliado en Bolivia como periodista y en pleno conflicto con la dictadura de Añez alimentada por armamentos de Bullrich y Macri. Se describe su itinerario, actualmente sentenciada en junio 2022 a diez años de prisión efectiva por diversos delitos y quedan otros en trámite. Yo estuve en La Paz, en ese embudo tan increíble como cierto dividido en el Alto y el Bajo, con la miseria y los contrastes y la inmensidad del Titicaca, que a 4.ooo metros nos permite solo movernos con recelo porque no estamos acostumbrados. En fin, hablar del golpe en Bolivia es un caso muy interesante para Alexis Oliva, capaz de documentar fielmente todos los acontecimientos en los cuales al igual que Sebastián Moro quedó mucho que documentar. Y de las armas y los conflictos, al caso Benito Riesco que entre su historia personal y sufrimientos, tras el motín de la penitenciaría de barrio San Martín, nace una historia de amor entre la profesora y el alumno.

La historia octava es sobre Laura Pilleri, La Condesa, un relato que solo la pluma de Alexis pudo resumir en esta casi leyenda de mujer trans, golpeada y condenada, pero luchadora hasta el límite de su vida. En la crónica siguiente, que relata la lucha por evitar la condena a pena de muerte en EEUU al cordobés Víctor Saldaño, nos hace reflexionar sobre la vida y la muerte, la inocencia y la culpabilidad y el rol del Estado condenando o absolviendo de la muerte. Un tema que lleva décadas de discusión y que su vigencia no logró disminuir los hechos graves de una sociedad enferma. En la siguiente, una fábrica de dólares, que habría que incorporar a la producción, en volumen y calidad, en lugar de una condena, a esos ex obreros gráficos, su creador Sergio Guzmán y Sergio Costigliolo. El mismo Tesoro de EEUU tuvo que darles el certificado de calidad que habían logrado y con métodos no tan tecnológicos. Imaginemos, entonces, pagando la macro-deuda de Macri al contado.

La triste y dolorosa historia de la Pepa Gaitán, lesbiana fusilada en esas muertes de oscuridades y complicidades, al igual que los casos de Azul Montoro, joven trans asesinada hace pocos años, y de Maité Amaya, referente trans que termina su vida con el implacable HIV, que pudo con su metro ochenta de altura. También, Alexis Oliva nos trae en forma conjunta casi, los dos casos cercanos de Dahyana Gorosito, condenada en un caso emblemático, y el de la joven madre también condenada Flavia Saganias, luchando contra el abuso de su hija. Y así entramos a la historia de Sabino Navarro, a quien conocemos casi por la palabra de sus compañeros de ese entonces y cuya vida –junto con Alexis– conocimos en el Juicio a la Hiena Menéndez y sus secuaces, relatado por Cecilio Salguero, gran compañero y luchador por la historia de los setenta. Y es en este relato donde encontramos la palabra de Sabino El Negro, justamente, con sus propias palabras y que introducen el título de este libro: “La violencia nació conmigo”. Excelente relato. Pasamos a Milagro Sala: la presa política de la UCR/PRO, quien permanece aún en esa condición en este Gobierno que se supone de Alberto Fernández y que por su tibieza no ha logrado imponer el poder político en este y otros casos.

Tenebroso relato de aquella pequeña trans de solo 13 años, con esas violaciones grupales de las fuerzas armadas argentinas que salían a cazar a las calle y ultrajar, humillar y torturar a quienes ejercían su trabajo sexual en las noches de aquellos años negros del 76. Y para terminar, con el caso de Viviana Avendaño, que nos remite a ese otro magnífico libro de Alexis titulado Todo lo que el poder odia. Por último, el caso de Ramona Orellano, quien fallece resistiendo el embate de “agrogarcas” en combinación con la Justicia cómplice y aliada en su contra, cerrando sus ojos a los 90 años en su domicilio que durante décadas defendió.

En fin, La violencia nació conmigo, otro libro de Alexis Oliva que derrumba mitos y secretos, con un estilo muy personal y propio que lleva al lector a seguir leyendo a pesar y con el pesar de los casos presentados pero que muestra su permanente compromiso por transparentar los vicios de violencia que oculta la historia. Alexis muestra descarnadamente las injusticias, las expone al lector, hace que se tome posición ante estos hechos y convence con su filosa pluma. Un escritor que logra mostrar y mostrarse comprometido con estas luchas, ya es un militante de fuste y que marca un antes y un después en el periodismo tan rico de Córdoba.

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