La indeclinable lucidez – por Sergio Colautti*

 La indeclinable lucidez – por Sergio Colautti*

A 25 años de La narración-objeto, de Juan José Saer

                        La indeclinable lucidez

Renunciar a la crítica es dejarles el campo libre a los vándalos que, al final del segundo milenio de nuestra era pretenden reducir el arte a su valor comercial.

                                    J.J. Saer

            Hace 25 años, uno de los escritores más influyentes y originales en lengua castellana desplegaba su lucidez crítica en La narración-objeto, que planteaba desde la perspectiva teórica la misma interrogación que recorre su generosa producción narrativa: cuáles son las posibilidades de contar lo real desde el lenguaje. Toda su escritura se deja atravesar por ese recelo, por esas obsesiones fundamentales: cómo significar, desde qué perspectiva, en qué contexto genérico, desde qué articulación entre lenguaje y tradición, desafiando qué límites del mercado y la experimentación.

            En el texto de 1999 Saer desestabiliza no solo las nociones de representación, sino que sacude la idea misma de realidad.

            “La noción de objeto está en el centro de todo relato de ficción y podríamos decir de toda narración. La transmisión verbal de un hecho (poco importa que haya ocurrido o no) consiste en una serie de signos convencionales que dan un equivalente artificial de ese hecho” (1)

            Saer subraya que todo relato es construcción, no discurso, porque se afirma en una sucesión de figuraciones particulares y no universales. Por eso habla de narración-objeto y plantea la multiplicidad de interpretaciones, de lecturas, de matices de hipótesis de abordaje. El escritor santafesino, recorriendo la obra de Kafka como ejemplo, propone los conceptos de incertidumbre y opacidad:     

            “Kafka, con su aplicación sistemática de la incertidumbre en lo que atañe al sentido, podría ser el ejemplo más esclarecedor de la narración estructurada con la autonomía opaca de un objeto y no con la transparencia conceptual del discurso” (2)          

            Para Saer esas nociones de ningún modo empañan ni la pertinencia ni la eficacia de cualquier narración, que se vuelve mucho más verosímil “que tantos discursos pretendidamente racionales, políticos, económicos, científicos, religiosos, filosóficos que trafican sibilinos con la opresión y se atribuyen autoridad” (3)

            La convicción imbatible en defensa de la capacidad de la narración para intentar una aproximación sobre lo real del mundo (alguna vez señaló, como definiendo el sentido último de su programa narrativo: “el lenguaje no puede decir lo real; contar esa imposibilidad es la literatura misma”) lo impulsa a la postulación final del texto que abordamos aquí. Si bien la descomposición de la realidad y el develamiento de la nada, que se esconde detrás de las múltiples apariencias, es clave de todo su trabajo narrativo, en este ensayo en particular lo expone de modo concluyente y conmovedor:

            “Las grandes narraciones, adentrándose en las aguas pantanosas y turbias de lo particular, adquieren el sabor de lo irrepetible y único. Cobran la misma autonomía que los demás objetos del mundo y algunas de ellas, las más pacientes, las más arrojadas, no se limitan a reflejar ese mundo: lo contienen y, más aún, lo crean, instalándolo allí donde, aparte de la postulación autoritaria de un supuesto universo dotado de tal o cual sentido inequívoco, no había en realidad nada.” (4)

            El libro, además de este ensayo, pone en circulación lecturas sobre el Quijote, Faulkner, Borges, Ann Porter, Di Benedetto, las letras de tango. Afirmando las convicciones del prólogo, en donde señala la imperiosa necesidad de sostener una crítica contra la producción en serie del mercado, que la teme como amenaza y remarcando las nociones de incertidumbre y opacidad de la narración-objeto, deja leer algunas consideraciones lúcidas que, lejos de perder actualidad, se vuelven productivas cuando de comprender la literatura contemporánea se trata. La objeción que hace a la idea difundida de que la novela es la continuidad de la epopeya es sólida: la primera se basa en la acumulación, en los logros que edifican una gloria individual o colectiva. Pero la novela no, argumenta Saer, revisitando a Cervantes:

            “Una evidencia es esa especie de desmantelamiento de la epopeya que el libro propone y que debería ser, a mi modo de ver, el punto de partida de toda lectura del Quijote” (5)

            El planteo del autor de El limonero real avanza hacia el sentido de toda la producción narrativa contemporánea, cuyo andamiaje no parece ser la felicidad de la conquista ni el progreso civilizatorio:

            “A partir del Quijote surgen líneas singulares que van a modificar el rostro de la narración occidental y que van a reaparecer una y otra vez en Sterne, en Flaubert, en Joyce, en Kafka, en Faulkner.” (6)

            El aliento épico ha mutado en conciencia del fracaso, argumenta Saer. Los personajes no viajan hacia el triunfo, sino que registran la sensación de derrota permanente y quieta del Quijote ante los molinos de viento o del agrimensor de Kafka ante una tierra prometida sin alcance. 

            El mismo Kafka sentencia: “El arte es la conciencia de la tragedia, no su compensación”.

            Para escribir y reescribir la narrativa del nuevo siglo, para leer y releer las literaturas de estos años extraños y convulsionados, repasar las miradas de Juan José Saer, sus ensayos y conceptos, sigue siendo un camino invariablemente productivo.

                                                                                               Sergio G. Colautti

  • Saer Juan José, La narración objeto. Buenos Aires: Seix Barral, 1999. Pág. 17.
  • Saer Juan José, op. cit. Pág. 22.
  • Saer Juan José, op. cit. Pág. 28.
  • Saer Juan José, op. cit. Pág. 29.
  • Saer Juan José, op. cit. Pág. 34.
  • Saer Juan José, op. cit. Pág. 37.

* Sergio G. Colautti Escritor argentino (Río Tercero, Córdoba, 1959). Fue docente de literatura desde 1983 hasta 2020. Ha publicado el libro de cuentos Nada que escribir (Tinta Libre, 2021) y los libros de ensayos Apuntes sobre narrativa argentina actual (Río Tercero, 1992), La mirada insomne (Córdoba, 2005), La escritura presente (Río Tercero, 2009), El relato futuro (Madrid, 2015), Saer: la vacilación de lo real (Río Tercero, 2016) y La lectura incesante (Córdoba, 2018). Además, ha sido colaborador de medios como La VozTribuna (Río Tercero), Corredor Mediterráneo (Río Cuarto), Etcétera (Universidad Nacional de Córdoba, UNC), Argus-a (Buenos Aires), Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (España) y Escritores.org (Buenos Aires), entre otros. Desde 2020 es columnista radial de MestizaRock FM (Río Tercero) Desde 2021 es colaborador de https://www.elarbolcultura.com.ar/ (Medio digital de difusión cultural de Río Tercero y zona) y participa del Colectivo Cultural y Educativo de Río Tercero.

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