El sueño y la Vigilia de Omar Palacio

 El sueño y la Vigilia de Omar Palacio

Empezar una entrevista sabiendo que la persona que responde guarda en sí, más que respuestas, sabiduría adquirida en cada paso recorrido, hace que lo que se comunica adquiera un nuevo sentido. En el caso de esta entrevista con el artista Omar Palacio no solo conocimos su trayectoria sino que disfrutamos de la lucidez conceptual que expresó el autor de la muestra El sueño y la Vigilia, instalada en la Galería a cielo abierto del Paseo del Riel, con la asistencia técnica del Studio 11.11 de José Luis Dastugue y que puede recorrerse también de manera virtual ingresando al catálogo ubicado en el siguiente link: https://culturaencasa.riotercero.gob.ar/files/catalogo_el_sueno_y_la_vigilia.pdf

Allí encontrarán también el texto curatorial de Ariel Liendo y las ilustraciones que integran la muestra. Mientras tanto pasen y lean, conozcan más de este artista referente que supimos adoptar en la ciudad.

Omar, ¿cuando y de qué manera comienza tu camino artístico?

Mi interés y curiosidad comienza con la historieta. Copiar a los dibujantes clásicos de la época, estamos hablando de la década del 60 en donde en el periodismo gráfico la historieta jugaba un papel muy importante.  Argentina ha tenido una trayectoria historietista de primer nivel. Yo recuerdo a Ernie Pike con sus dibujos de aviones, cowboys, etc todo blanco y negro. Entonces yo dibujaba y copiaba, sobre paredes, escuchaba la radio de mi viejo y dibujaba las puertas, creo que esa sería mi impronta, de ahí parte todo.

Tengo formación autodidacta, completamente. Asistí con una maestra de barrio porque me gustaba dibujar, eso fue en Río Cuarto, donde yo nací. Luego a los 23 años dejé la ciudad de Río Cuarto y viví muchos años en Calamuchita, un poco en Santa Rosa, pero luego 15 años en Villa General Belgrano y otros 15 años en Villa Rumipal. Calamuchita es fascinante, pero nunca me sentí de General Belgrano o de Rumipal sino calamuchitano. Tanto que para mí Río Cuarto es casi una ciudad desconocida ahora; tengo familiares y amigos allí y hasta estoy haciendo un par de muestras en mi ciudad natal, pero basado en lo que fue, recordando la década del 80 en la que trabajamos mucho con un par de amigos, generamos movimiento en la ciudad dentro del campo artístico.

Y mientras vivías en las sierras te seguiste formando de manera autodidacta en el arte?

Siempre, yo de hecho siempre trabajé mucho, tenía un trabajo en el ámbito público y después me dediqué al sindicalismo durante mucho tiempo, pero siempre seguí dibujando y pintando y casi todos los años hacía una muestra en la zona.

¿Cómo influyeron las sierras en vos? ¿Sirvieron para inspirarte, se ven en tus obras??

Nunca dibujé ni un pedazo de cielo. No me inspiraba el paisaje pero sí la tranquilidad, porque de última los infiernos que uno tiene en lugares tranquilos pueden ser terribles. Se hace como una mitología del vivir en las sierras, como que todo es cool, todos son pajaritos… bueno yo no creo mucho en eso, pero hay gente que sí y es válido. Pero las sierras nunca me inspiraron como para ser paisajista. He sido jurado del concurso de pintura de Los Reartes, que es muy conocido y que participa gente de todo el país. Ahí tuve que estudiar antes de poder ver las obras y poder juzgar, aunque no me gusta la palabra juzgar.

Hablando de inspiración ¿lográs determinar cuáles son las cosas que te sirven de inspiración?

En este sentido yo he tomado prestada una idea de Julio Cortázar, la del “Hombre esponja”; hay cosas que uno no racionaliza mucho en cuanto a que tipo de influencia, el hecho de participar de la vida misma, sobre todo si tenés una vida activa, vas absorbiendo situaciones, impresiones, olores, imágenes, y todo ese cúmulo de sensaciones que son hechos en definitiva uno lo intenta sublimar a través de una expresión y que uno aprieta esa esponja y algo sucede. Y luego hay cosas que uno puede racionalizar, pero me parece que el espíritu de elección de las cosas va por ahí. Por ejemplo, yo hice una serie de dibujos de ángeles, y yo nada tengo que ver con eso, pero me aparecieron seres alados y no me preguntes, es que yo no soy creyente tampoco, pero me gustó la idea del ángel.

Una de las imágenes de la muestra «El sueño y la vigilia»

¿Y cuando te surge la idea te ponés a trabajar en ella enseguida?

Obsesivamente. Hago series de hecho. Sí, sí, esa es una metodología de trabajo.

¿Y sos de guardar todas esas series o los bocetos que quedaron dando vueltas y no entraron en la muestra por ejemplo?

Algunos sí los tengo guardados. He tenido un par de mudanzas y por allí algo se pierde. Tengo algunas referencias de trabajos realizados, serían resabios de mi trabajo. Hay cosas que he vendido y otras que he realizado trueque o que están por aquí dando vueltas.

¿Cuando surge tu interés por el autorretrato?

Bueno esto para mí es nuevo. Yo siempre digo que en el arte de hoy en día hay como un muladar de cosas que convergen, no digo que sea basura, de hecho yo también formo parte de ese muladar, es como que vale todo y eso a veces da un poco de pánico, y a veces tenés la sensación de que no es tan así. Pero de última, ante tanta subjetividad y ante la posibilidad del pánico y de hacer el ridículo, que está muy cerca digamos, yo elijo lo que mi instinto me dicta y a veces se le pone un poco de cabeza a la situación, yo al menos lo necesito, a veces entre tanta expansión me gusta asir eso y pensar en lo que estoy haciendo, futbolísticamente hablando es parar la pelota, me gusta eso. Y en concreto esto del autorretrato es algo que me surge evidentemente de una necesidad psicológica y existencial, porque me pasaron cosas, he dejado mucha actividad de muchos años, mudanzas, un choque, la pandemia, la cuarentena, estar ocioso porque toda la actividad que tenía se desactivó y tuve una crisis de identidad bastante grande y el retrato me pareció oportuno: ante tanto fragmento, podemos juntar esos fragmentos y darle una nueva identidad a la persona, en este caso lo viví así y para mí fue complejo.

¿Y cómo fue la decisión de mostrarte en esos autorretratos?

Y bueno eso fue una decisión que tuve que tomar. De decir sí o  no, si podía soportar, porque a veces lo bueno tenés que soportarlo aunque no creas lo que te están diciendo, y si es malo, es que no sè si hay malo, pero sí hay como un rechazo o alguna actitud ofensiva, que tampoco debería preocuparme, pero tenía que exponerme públicamente. Pasa en todos los ámbitos, en un concierto un músico que se sube a un escenario, o un actor en una obra o ustedes mismos se exponen. Pasa todo el tiempo y se sabe que, ante la exposición pública, suceden cosas, a veces desagradables y también a veces agradables y para todo eso hay que estar preparado, Sobre todo en este caso en que no exponía algo externo, sino que era yo mismo. Esto me generó una expectativa muy grande porque hacía falta tener un “Yo” que fuera capaz de hacerse cargo, de tomar el toro por las astas y decir: “este soy yo y me banco lo que venga” y así fue.

¿De qué manera conciliás esto del sueño y la vigilia con la obra?

Bueno el sueño y la vigilia me pareció un título que podía ser relativo a la situación que acabo de narrar respecto al tiempo, al paso del tiempo. Tiene esa impronta. Por supuesto que, si uno agarra a Macedonio y todos esos personajes, ellos empiezan a relativizar lo que es sueño y lo que es vigilia, o esa cosa Borgeana de ¿cuándo estamos despiertos? Lo cual también es interesante, pero a mí me fascinó esa afirmación. Pero inmediatamente no es tan así como decir en qué momento es sueño y cual vigilia y viceversa y saber que a veces el sueño se convierte en vigilia y también al revés. Y eso también forma parte del existir, porque hay momentos de confusión y hay momentos de no saber en qué situación de ese tiempo a veces transcurre, porque el día tiene 24 horas, la noche, tarde y día y eso parecería ser que es una formalidad. La existencia es como que transcurre ahí de otra manera.

Si marcas el trayecto de tu vida, ¿cuánto hay de sueño y cuánto de vigilia? ¿Hay más de sueño que de vigilia o a la inversa?

Nunca me había hecho esa pregunta, muy buena y voy a responder a nivel de sospecha. Hay de las dos cosas. Yo lo relacionaría también con la utopía, ese sería otro ingrediente que entra a tallar y bueno, es que uno está inmerso en una realidad a la que hay que aceptar como es, pero también hay que saber sublimar y ahí está parte de nuestra tarea: sublimar la realidad para mostrar otra parte de esa misma realidad. Eso es lo que hago yo con mi arte, basado en el hiperrealismo como en la foto, trato de sublimar la realidad a mi manera sin perder la identidad.

En la muestra, al hacer el recorrido del sueño a la vigilia que está instalada en la Galería a cielo abierto del paseo del riel, en la mayoría de las obras se ven los ojos cerrados, ¿reparaste en ello, es decir, hay una intencionalidad en mostrar esas fotos y no otras?

No. Bueno el sueño y la vigilia están ahí. Los ojos cerrados serían la parte más evidente de estar en sueño y los ojos abiertos vigilia. Pero también se crea esa confusión, y los ojos que no tienen las pupilas perfectas sino que tienen como un destello, eso es algo medio lisérgico, como que a la realidad la debería ver de otra manera. Como en algún momento dije, para elegir una imagen yo saco 20 o 30 fotos y después elijo una o dos. La elección está dada por aquello que me signifique algo, que no sea una mera pose sino que tenga algún sentido, es decir, uno está jugando con su cara, puede hacer muecas, morisquetas pero tiene que haber una transformación de esa cara que sea real. Hay un acting, pero que sea creíble.

Una de las imágenes que componen la muestra «El sueño y la vigilia»

¿Digitalizando es la primera serie?

Sí, esta es la primera. Me entusiasmé mucho y hasta tuve que hacer un curso con una profe que sabe mucho del tema: Vicky Vera.

Y si nos remontamos a que sacabas unas 20 fotos para elegir solo una o dos, ¿te pasó de estar digitalizando esa foto elegida y que se te ocurra otra idea y volver a sacar??

Y mirá, los procesos creativos son siempre personales para cualquier artista de cualquier género; en este caso yo trato de armarme un protocolo pero que sea dinámico, porque hay algo en el tema digital que es: vos dibujás de una manera y luego hay algo en el proceso de vectorización y el resultado de la vectorización es otro. Porque el trazo que yo hago sobre la fotografía tiene una característica, pero cuando lo vectorizás, adquiere una fuerza gráfica que a mí me gusta mucho. EL resultado de la vectorización es producto de tu dibujo y a veces he tenido que desechar el resultado vectorizado, porque no me gustó o por otra razón y eso me induce a redibujar lo que ya había dibujado.

Yo elijo, porque en este aspecto he sido medio punk. Los músicos a veces describen la calidad artística por la cantidad de tonos que tienen, por ejemplo una canción de Spinetta tiene como cincuenta tonos, una de Pity Alvarez, solo cuatro, bueno yo soy de esta última onda, el blanco y negro, dos acordes, pero esos dos colores tienen una intensidad muy grande, yo pondero mucho el blanco y el negro, y sé que la ausencia del color no es ningún defecto.

Omar Palacio

Cómo fue el momento de pensar tu muestra en la Galería a cielo abierto del paseo del riel?

Esta muestra fue pensada específicamente para ese lugar: el cielo abierto es un paisaje, en el paseo del riel hay verde, hay árboles, hay colores, paisaje urbano de los dos lados, hay edificaciones, autos que se mueven, gente, hay como una dinámica muy grande, entonces el color no va, porque se confunde o pasa desapercibido, el blanco y el negro son como ventanas, son luces. Además aprendí con esta muestra la versatilidad del valor del archivo gráfico que puesto en determinados soportes tiene una impronta.

¿Qué sigue luego de la muestra El sueño y la vigilia?

Se vienen dos muestras en la Casa de la Cultura de Río Cuarto, que depende de la Agencia Córdoba Cultura. Yo al ser riocuartense me presenté a una convocatoria que abrieron para artistas de esa ciudad y quedé seleccionado y me dieron fecha para el mes de noviembre. Y además salió la convocatoria para riocuartenses que están en el exilio por así decirlo, y de esa muestra colectiva también estoy participando junto a otros artistas, algunos de mi generación y otros más jóvenes. Me parece super interesante porque las muestras colectivas sirven para contemporaneizar con gente que tal vez no conocés o no siempre tenés la oportunidad de cruzarte.

¿Te ha movilizado internamente esto de volver a las raíces?

Sí. Me ha movilizado, uno no tiene grandes pretensiones de Hollywood, ni alfombra roja pero sí la actividad y el reconocimiento básico como para que eso suceda en cualquier lugar y sin ningún problema. Uno tiene que militar también su obra, es así. Me animo a militarla, me animo a poner sobre la mesa y hablemos, miremos.

Omar junto a sus obras en la muestra realizada en Río Cuarto

Sos referente de muchos artistas locales, sos como una palabra autorizada para ellos en los temas de los que hablan en su quehacer artístico, ¿Sos consciente de eso? ¿Te sentís un referente o un par?

Referente es mucho, viste que parece que el que habla más es el que más sabe. No… mirá, en esta mesa redonda hemos pasado muchos años hablando con algunos de estos artistas, de música y pintura que son las dos cosas que más me gustan y de arte en general y siempre ha sido algo frenético, de posiciones basadas en la pequeña o mediana experiencia que uno pueda tener, siempre sabiendo que yo estoy en un nivel que es mi espacio y no en otro, tengo en claro eso y me manejo en esa zona pero con mucho respeto a la actividad y sabiendo que si uno quiere llegar al lugar que se propone, el trabajo es la única salida, lo demás no, o al menos yo no conozco otra forma. En esta mesa hemos hablado hasta de la forma de colgar los cuadros en una muestra, porque en Río Tercero, al menos desde los años que yo estoy acá, parece que colgar era poner un clavo en la pared y listo y no es así. No hablemos de como dibuja cada uno sino de montar específicamente. Hablamos hasta de cosas como la curaduría de una muestra. Por curaduría entendemos el abordaje conceptual de la misma, y aquí hago un paréntesis porque quiero contar que en la muestra El sueño y la vigilia tuve el placer de que Ariel Liendo haya hecho la curaduría y ha escrito un texto que me gustaría que todos lean porque además de lo que te pueda dar el artista en directo que te da detalles casi de cocina, de receta, el curador se adentra más desde el punto de vista estético, filosófico, uno puede tener la idea gráfica, pero el curador tiene una idea global que le va dando como un concepto a la muestra con un lenguaje, como en este caso Ariel que es una persona que tiene  la formación adecuada por eso lo elegí para que le dé concepto a mi muestra, eso para mí es la curaduría. Después está el montaje, que es el armado de toda la muestra, es lo que en definitiva hace que la muestra te impresione cuando la vas a ver. Temas como esos son de los que hemos hablado aquí en esta mesa.

Y el artista entonces, ¿es independiente del montaje?

No, no es independiente, forma parte, pero el artista debe entender también que existe una mirada de alguien que va a montar la muestra en un lugar que conoce muy bien, y eso hace al cómo disfrutar la muestra en un espacio. El montajista es quien se encarga de eso por tener la capacidad. Por supuesto que está el artista al lado. Luego hay una cuestión tecnológica, de herramientas, que esas son cuestiones que el artista no tiene por qué manejar. En el Museo Emilio Caraffa por ejemplo que es para mí uno de los museos más lindos de Córdoba, hay gente que se encarga de esto del montaje, entonces uno al entrar disfruta una muestra, es capaz de generar algo bellísimo con su trabajo, ese es el montajista. De eso también hablamos en esta mesa, por eso con esos artistas tenemos esa relación, porque no solamente hablamos de pintura, o dibujo o artes visuales, son como tertulias esos encuentros.

Finalmente Omar, ¿siempre en tu arte predominó el dibujo?

Yo me considero más dibujante que otra cosa, además tengo una preparación técnica del industrial y tengo el oficio de dibujante porque he vivido del dibujo técnico, soy maestro mayor de obra egresado en la escuela técnica y nunca ejercí el tema de la construcción, creo que hice dos casas en mi vida pero no era lo mío, pero me sirvió mucho cuando andaba por las rutas argentinas, porque de repente paraba en una ciudad y había trabajo de dibujante en alguna empresa constructora, o estudio de arquitectura, lo hacía freelance y dibujaba mucho por esa época, donde había un lápiz y un tablero yo podía ejercer mi oficio, al que quiero mucho. Del dibujo técnico aparece para mí la historieta, por lo tanto, a los otros géneros siempre los he mirado por la ventana. Los he transitado de forma un poco agresiva si se quiere e interpretándolo desde mi punto de vista, pero yo me considero dibujante y las cosas que he realizado en otros rubros siempre las he empezado como dibujante. También tengo experiencia en el teatro, en el tema vestuario y escenografía, he trabajado con gente de Córdoba, con Cheté Cavagliatto, con Santiago Perez. Por ejemplo, con Cheté estuve en las obras del Dante. También he hecho talleres con ellos, allí aprendí mucho a manejar el espacio. En lo que es escenografía y maquetas con Santiago Perez he aprendido mucho (recordemos que Santiago es un arquitecto que trabajó junto a la directora teatral montando las escenografías de las tres partes de La Divina Comedia situadas en Plaza España, Isla de los Patos y Tribunales de la ciudad de Córdoba.

SI alguien quiere ver tus trabajos, ¿hay algún lugar en el que estén subidos y puedan verse?

Eso es lo que me debo, una página en la que pueda mostrar y contar sobre mis trabajos, aún no lo he realizado por fiaca y me parece que es algo en lo que debo invertir, en la comunicación de mi obra. Sobre todo, en estos momentos tan indies, a mí me fascina todo eso. Es como escuchar Radiohead para mí, creo que hay que encontrar el momento y la forma y hacerlo y trabajar pensando en eso siempre.

Omar, hoy autorretrato. ¿Mañana? ¿Que venga lo que venga?

Sí eso aparece, en el trabajo, me parece que es la mejor forma. Hasta ahora vengo encontrando que hay muchas variables en esta cuestión del dibujo digital, me parece que hay otros caminos que intuyo que existen y dentro de lo que uno hace, de esa ignorancia que uno tiene es como que uno la trabaja junto a la equivocación y convierte a ambas en virtud. Yo he adquirido mucha destreza en transformar defectos en virtudes, no siempre lo logro. Pero no hay que perder la consciencia de que es un defecto, no es que soy un genio, es producto de mi ignorancia, el quid de la cuestión está en transformar ese acto de ignorancia en algo virtuoso y desde la plástica hay mucho de eso, porque tenés que tener la capacidad de sublimar lo que sea para que haya una transformación, porque el arte feo no existe.

El placer que nos dio realizar esta entrevista a Omar Palacio fue tan grande y la verdad es que dudamos en sacar en una o dos ediciones la misma por su extensión, pero nos pareció propicio que ustedes, estimados lectores, pudieran entrar en el clima intimista y cálido de esta nota. Como es nuestro estilo comunicacional, priorizamos entrevistas en profundidad, donde se refleje el artista y el individuo que lo habita y Omar es de esas personas con las que uno puede hablar durante horas sin dejar de aprender y sorprenderse. Es nuestro deseo siempre, que los lectores del Árbol puedan regalarse también el tiempo para disfrutar de estas entregas. Desde aquí seguiremos siempre trazando puentes, amando lo que hacemos.

EL ARBOL CULTURA

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